#ElLenguajeDelColor: Historia del marrón: un color que remite a los orígenes y ofrece refugio emocional.
El marrón nos hace pensar en lo honesto, lo estable y arraigado; el pasado, el hogar y sus cimientos, el ladrillo, la madera. En esta entrega de #ElLenguajeDelColor, desvelo sus matices.
El marrón se asocia con una vida útil, ecológica, sustancial y profundamente auténtica. Es uno de los colores más antiguos de la cultura visual y, sin embargo, hoy parece más relevante que nunca. No es oficialmente un tono, sino una tinta. Se obtiene mezclando todos los colores primarios, o bien amarillos, naranjas y rojos impuros. Entonces, si no es un color sino un tono, ¿a qué familia de colores pertenece? Bueno, dependiendo de la cantidad de amarillo o naranja que contenga, puede pertenecer a cualquiera de las ambas.
Escribir sobre este color me genera un pequeño conflicto interno, ya que es un color que adoraba y usaba todo el tiempo cuando era más joven, mientras que ahora es un color que me provoca sentimientos encontrados cuando lo veo, y que evito la mayor parte del tiempo.
Origines regenerativos
Su conexión con la tierra hace que percibamos el marrón como estabilizador. Es una línea directa con nuestros orígenes. Los dibujos prehistóricos se realizaban con pigmentos terrestres, y la arcilla en forma de cerámica se utilizaba como principal medio de comunicación. Ahora asistimos a un resurgimiento de este oficio a medida que volvemos a nuestras raíces y a la artesanía. Durante siglos se consideró un color poco interesante o falto de brillo, hasta que el primer Renacimiento transformó su valor visual. Pintores como Caravaggio y Rembrandt lo emplearon magistralmente para crear sus sombras memorables, elevando el marrón a una herramienta expresiva fundamental en la construcción de atmósferas y contrastes.
Muuto
Evolución histórica y cultural
A partir de 1960, el marrón cobró protagonismo con el auge de los alimentos naturales y ecológicos: cereales integrales, arroz integral, trigo y productos menos refinados. Los tonos tierra dominaron las estéticas de los años 70, mientras que los 80 y 90 recuperaron marrones más lujosos, vinculados al resurgimiento de la jardinería, el trabajo con la tierra y los oficios manuales.
En los siglos XVIII y XIX, el marrón adquirió nuevos significados con la industrialización. Los acabados en cuero, madera, tabaco y metal conferían al marrón una sensación de fuerza, masculinidad y artesanía. Los interiores victorianos adoptaron muebles pesados de nogal y maderas oscuras pulidas, utilizando el marrón como símbolo de fiabilidad y permanencia.
Un color que durante mucho tiempo se consideró aburrido hasta que reconocimos sus profundos efectos psicológicos, que transmite una sensación de cálido abrazo y encarna todo lo que es honesto y auténtico. Por esa misma razón, muchas marcas de pinturas lo eligieron como color del año durante la pandemia, cuando tan faltos estábamos de certidumbre. En un contexto social agitado, el marrón se revela como un color que necesitamos más que nunca.
CC-Tapis
Simbolismo social y el papel del beige
En un principio, fue un tono asociado a la pobreza, ya que los tintes marrones eran más accesibles y por ello utilizados en la ropa de las clases más bajas. Incluso en la actualidad, los sacerdotes franciscanos lo siguen usando como símbolo de humildad, renuncia y sencillez material.
No se puede hablar de marrón sin mencionar el beige. Este tono ha desplazado al gris y al blanco como referencia absoluta del minimalismo contemporáneo y, aunque criticado por algunos coloristas, se ha convertido en una tendencia difícil de frenar. Beige es un tono verdaderamente neutro, cuyo significado literal es “sin color”. Fue popularizado por Coco Chanel en la década de 1920, cuando adquirió excedentes militares de la Primera Guerra Mundial a bajo costo para transformarlos en prendas de lujo silencioso para la élite parisina. Hasta hoy, el beige continúa representando sobriedad, riqueza discreta y elegancia contenida. Sin embargo, es posible que esta fiebre por el beige no sea un punto final, sino una transición hacia marrones más auténticos que abandonan el minimalismo y se orientan hacia espacios cálidos, acogedores y emocionalmente habitables.
Marrón en el diseño contemporáneo
El marrón encarna una renovada conexión con la naturaleza y se ha convertido en un pilar del diseño biofílico. Materiales como la arcilla, el nogal, el corcho, la piedra natural, la terracota o el yute ayudan a las personas a sentirse ancladas, tranquilas y vinculadas con algo verdadero y tangible. Este regreso no es una casualidad: refleja cambios profundos en la manera en que queremos vivir. Habla de sostenibilidad, materiales naturales, riqueza sensorial, calidez emocional y la necesidad de refugios personales que se sientan genuinamente humanos.
El marrón no busca impactar por brillo o espectacularidad, sino por sinceridad. Su textura, su profundidad y su vínculo directo con la tierra lo convierten en un color atemporal, perfectamente alineado con el resurgimiento del diseño consciente y honesto.
En muchos sentidos, el marrón es el color de nuestro momento cultural. Representa una búsqueda colectiva de autenticidad, calma, estabilidad emocional y una belleza material con significado profundo.
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Fatihaz Emmouri

