#ElLenguajeDelColor: El verde: Historia del color de la naturaleza, del oxígeno.
El verde es naturaleza, vida, sostenibilidad. Recarga, oxigena, revitaliza. En esta entrega de #ElLenguajeDelColor, la diseñadora de color Judith van Vliet desvela sus matices.
Cuando digo “verde”, la gente no piensa necesariamente en el color. Piensa en todo lo relacionado con la sostenibilidad y, quizás, con la naturaleza. No solía ser un tono muy habitual en el diseño de interiores, pero la pandemia nos ha enseñado su fuerza e incluso su necesidad. Ya sea mediante una simple aplicación de color o incorporando plantas y otros elementos verdes, aporta serenidad a nuestros espacios.
El color más visible
El verde tiene la capacidad de influir no solo en nuestra salud mental, sino también en nuestro bienestar físico. Los tonos amarillo verdosos, que se asocian a menudo con los primeros días de la primavera, cuando salen los primeros brotes del suelo, también nos animan a respirar más profundamente, aportando más oxígeno a nuestro organismo para que podamos revitalizarnos y recargar energías. Estos verdes exuberantes hablan de renacimiento, recarga y renovación en el sentido más literal de la palabra.
El mundo occidental ha necesitado una pandemia para reconectar con la naturaleza y comprender los beneficios de pasar tiempo en zonas verdes, pero los japoneses tienen desde hace mucho tiempo un término específico para referirse al baño de bosque. Shinrin-yoku es una práctica terapéutica de relajación y tiempo pasado en un bosque u otros entornos naturales, a menudo en solitario, pero también con amigos y familiares. Un dato interesante es que el ojo humano puede distinguir más tonos de verde que de cualquier otro color, lo que probablemente sea una característica evolutiva para detectar la vegetación.
El color verde tiene muchas connotaciones positivas, pero algunas no lo son tanto. Los reptiles que se arrastran suelen ser verdes, y Shakespeare hablaba de los celos representados en su monstruo de ojos verdes. En el siglo XIX, el verde también podía ser un signo de envenenamiento asociado a las pinturas que contenían arsénico. El «greenwashing» es otro término común en la industria de consumo actual, que definitivamente no tiene una conexión positiva con el color verde.
Muuto
El verde original del cobre
La historia cultural del verde es compleja y fascinante. En la antigüedad, se asociaba a menudo con la fertilidad y el renacimiento, y todavía hoy sigue siendo así. Los jeroglíficos egipcios utilizaban pigmentos verdes para simbolizar la vida y la resurrección, mientras que en la arquitectura islámica se convirtió en un color sagrado que representaba el paraíso. Por ello, muchos países con una gran población islámica utilizan predominantemente este color en sus banderas. En la Edad Media, el verde era el color del amor y el cortejo, un cambio considerable con respecto al color que representa el amor en la actualidad. Se trata de un color contradictorio, ya que en los países cristianos se consideró durante mucho tiempo el color del mal, al asociarse con el paganismo, lo que contrastaba con el color sagrado del rojo.
El Renacimiento trajo consigo avances en los pigmentos, lo que permitió que el verde floreciera en el arte y el diseño, aunque muchos de los primeros tintes y pinturas eran inestables o tóxicos, como el verdín y los verdes a base de arsénico. El verdín es la pátina azul verdosa brillante que se forma de forma natural cuando el cobre, el bronce o el latón se oxidan con el tiempo. Un buen ejemplo es el icónico tono verde de la Estatua de la Libertad, resultado de una pátina natural de verdín que se formó en su piel de cobre. Originalmente de un brillante color marrón rojizo cuando se inauguró en 1886, adquirió su color verde mar en la década de 1920. Esta transformación es más que cosmética, ya que la pátina protege el metal y se ha convertido en parte inseparable de su identidad, simbolizando la resistencia, el tiempo y la naturaleza perdurable de la libertad misma.
Paola Lenti
El verde en interiorismo: balance perfecto
El color verde reduce el estrés y la fatiga visual, favorece la relajación e incluso –si se trata de un verde amarillento– fomenta la creatividad. A diferencia de la intensidad del rojo o la fría indiferencia del azul, el verde ocupa un término medio, ya que calma sin aburrir y energiza sin abrumar. Esta doble naturaleza lo convierte en un color poderoso para espacios en los que se busca el bienestar, la concentración y la comodidad. Wassily Kandinsky ya afirmó hace muchos años: «El verde absoluto es el color más relajante. No avanza ni retrocede, no tiene alegría ni tristeza, ni ningún poder de impresión». Por lo tanto, no es un color con el que impresionar… ¡pero muchos otros tonos sí pueden hacerlo!
En el diseño contemporáneo, el verde ha experimentado un renacimiento impulsado por los principios del diseño biofílico y el cambio cultural hacia la sostenibilidad. Los arquitectos y diseñadores de interiores utilizan el verde de muchas maneras, a través de paredes vivas, plantas de interior y materiales naturales, y cromáticamente a través de pinturas, textiles y acabados. Los tonos esmeralda intenso y bosque añaden lujo e intimidad a los interiores residenciales, mientras que el suave salvia y el oliva apagado aportan serenidad a los espacios de trabajo, las instalaciones sanitarias y las escuelas. En arquitectura, las fachadas de cristal verde y los jardines frondosos en las azoteas simbolizan la responsabilidad ecológica.
Ya sea sutil o atrevido, el uso del verde en los espacios modernos transmite una conexión con la naturaleza y un compromiso con el bienestar holístico. Un famoso icono de la arquitectura moderna es el Bosco Verticale de Stefano Boeri en Milán, una auténtica previsión vertical que consiste en torres residenciales cubiertas de vegetación viva. Más recientemente, la investigación científica ha descubierto nuevas posibilidades en los pigmentos naturales que se encuentran en la vida vegetal, llevando la conexión del verde con la sostenibilidad un paso más allá.
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Dimore Studio

